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viernes, 20 de marzo de 2015

EL TRANSPORTE:

RECOMENDACIONES PARA EL TRANSPORTE:
Transportar un caballo es una tarea que parece fácil y que cada vez realizan los propietarios particulares con mayor frecuencia. Sin embargo es una acción delicada, que se debe realizar tomando las debidas precauciones.
Fue una de esas escenas que vemos tan a menudo. Se intentaba que un caballo que no lo deseaba, subiera a un transporte. La gente agitaba los brazos y se oían gritos. El caballo rehusó, levantando las manos. En un frenesí de terror dio un salto hacia la rampa, pero cuando su mano pisó el interior del carro, el cambio de sonido exacerbó su pánico y rehusó de nuevo, tan asustado, que se levantó de manos, golpeándose en la nuca con la parte posterior del techo. Cayó al suelo, muerto.
Cuando sucedió, yo tenía 14 años y el incidente desarrolló en mi un profundo respeto hacia los peligros de la carga, la descarga y el transporte de los caballos. La experiencia adquirida en años posteriores sólo han reforzado mi criterio.
Además de las heridas que sufren durante la carga y descarga, los caballos son propensos a sufrir diversas reacciones durante el transporte: agotamiento nervioso y muscular, magulladuras, etcétera. La sudoración causada por el estrés produce una deshidratación de hasta un 10% de su peso. Si la ventilación es buena, esto hace que no lo notemos.
Un posterior cólico impactivo es también común, así como diarrea, colitis y enteritis. Una subida constante de presión también puede causar infosura. Las yeguas preñadas pueden abortar y las que tienen el celo, lo pueden perder durante el viaje. Hay caballos que pueden asfixiarse durante el transporte, ya que no son capaces de bajar la cabeza para eliminar el polvo y la mucosa de sus ollares. Neumonía y pleuresía aparecen debido a una ventilación escasa, sudar en corrientes de aire, respirar polvo, humo e incluso por la bajada de defensas producidas por el estrés. Además se pueden dar casos de mioglobinuria (incluso hemoglobinuria) tras una tensión muscular prolongada.
Es decir, transportar nuestro caballo por las rutas es una actividad de alto riesgo y que produce un gran estrés. Es decir, un caballo que hace un largo viaje para competir, es probable que no lo haga bien si no pensamos antes cómo reducir el estrés del viaje.
Técnica de carga:
Observar cómo las personas solemos subir los caballos a un transporte, es una buena lección de cómo no debemos hacerlo. La regla de oro de cómo pedirle a un caballo que haga algo es sencilla: hacer cómodo y agradable para él cualquier cosa que queramos que haga y hacer difícil o imposible todo lo demás. Ningún caballo entra con gusto en una cueva oscura si no puede ver un beneficio inmediato. Arrear el caballo o pegarle cuando lo intenta, no mejora en nada sus deseos.
Para enseñar a un potro a subir al carro, enséñele primero a pasar por encima y alrededor de obstáculos, usando una “banderola” para guiarlo. Por ejemplo, unos postes, una manta y por último, una tabla. No le pegue con la banderola, simplemente muévala para enseñarle donde puede o donde no debe ir. Prémielo siempre que sus respuestas sean correctas. Cuando logre que el caballo camine por encima de la tabla al entrar a un lugar desconocido, entonces el caballo está preparado para entrar en el transporte.
Si no tiene la oportunidad de enseñar a su caballo, planifique con detalle su carga. Estacione el transporte pegado a una pared o haciendo un pasillo con señales o vallas, con el objeto de que el caballo vea solo un camino. Abra todas las puertas y ventanas del carro para que el espacio interior parezca mayor. Si es de noche, ponga una luz arriba y en la parte posterior del remolque para iluminarlo, sin deslumbrar al caballo y ponga parte de su cama en el carro y rampa.
Igual que nosotros, un caballo necesitará tiempo para decidirse a hacer algo que le desagrada. Se sentirá más seguro si puede vernos preparar el carro y moviéndonos sobre la rampa durante algunos minutos. No debemos bloquear la entrada situándonos delante de él, ya que él no sabe que nosotros retrocederemos.
La descarga:
A un caballo no le gusta retroceder a ciegas hacia lo desconocido. Antes de descargarlo retrocediendo, gire su cabeza para que pueda ver hacia detrás y consiga el silencio de las personas que estén presentes. Si desmontamos en el carro la barra frontal/pectoral, conseguimos que el caballo baje la cabeza hasta el suelo y que la gire para ver sus pies; de esta forma obtendremos una disposición mejor y más segura para que retroceda.
En general, si tenemos en cuenta las necesidades y los miedos del caballo, mejoramos considerablemente sus desplazamientos para que esté dispuesto a repetirlos.

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